Aprender a aprender en el aprender la estima
Arleny Valle Martínez • Jul 29, 2021

De la relación simbiótica entre el empoderamiento y el autodidactismo en el mundo laboral.

Mucho queda de fuera en las carreras duras de la ciencia y la tecnología de los estímulos que nos ofrecen las artes libertarias y la contemplación. Desde ese lugar quisiera expresar la necesidad profunda que me mueve a escribir sobre la importancia del autodidactismo y cómo la capacidad de instruirse a uno mismo se vuelve una herramienta de empoderamiento, más allá de las habilidades específicas que se vayan desarrollando, y el cual, a la vez, potencia la motivación y el ejercicio de aprender en curva exponencial de desarrollo personal continuo. 


A lo largo de mi carrera profesional en proyectos me he encontrado con personas que menosprecian trabajar en la exploración y resolución de traumas, sanar heridas del pasado y tratar de comprender los paradigmas que nos mueven y desde los cuales establecemos todos los vínculos en nuestra vida. Incluso, hoy en día, donde se revaloran las habilidades blandas para las dinámicas interpersonales y la capacidad de liderazgo en el trabajo, solo se aprecian aquellos temas que han sido homologados al mundo empresarial cuando se demuestran cuantitativamente los resultados obtenidos al buen estilo mercantil.


El empoderamiento es importante cuando un trabajador empoderado produce más. La motivación es importante si el empleado motivado es más eficiente y, por ello, produce más. El mismo bienestar por ser bienestar produce ganancias. Las empresas con etiqueta de “excelente ambiente laboral” producen más por el estándar que esto les otorga. Si algo queda claro es que del corporativismo nada se salva, como bien Pixar exponía en la película de Monsters Inc., donde se produce energía al capturar el miedo de los gritos, y también de capturar la alegría de las risas. Asimismo, las empresas convierten en divisas las sonrisas de los empleados que son exhibidos en los carteles de publicidad, quienes posan justo después de tuitear “Dije que estaba dispuesto a trabajar bajo presión no a morir por la empresa #PleaseSaveMe”.


Obviamente existen empresas y personas con interés genuino en el desarrollo integral de sus colaboradores y espero que este grupo vaya creciendo de una manera orgánica y continua. La necesidad que me mueve no es de atacar al corporativismo, sino de compartir mi experiencia del autodidactismo y el empoderamiento, como una forma de aportar valor a mi texto ante la abrumadora capacidad creativa de una app de redacción, porque, lo único que no puede hacer la tecnología (a la fecha) es vivir mi propia experiencia humana a través de mis propios sentidos

El autodidacta​ es quien se enseña a sí mismo.

Hablemos, entonces, del autodidactismo. Según la RAE autodidacta es un adjetivo que significa “que se instruye por sí mismo”. Desde aquí inicia mi batalla interna, en reconocer si es por sí mismo, o ¿a uno mismo? Por mí misma he logrado muy poco en la vida, y menos en esta vida circunscrita en sociedad. Debo reconocer que lo que sé no lo he aprendido de manera empírica (que es lo fundado en la experiencia), que tiende a confundir con lo autodidacta, pues solo mi propia experiencia humana en esta vida me pertenece. Lo que he aprendido me lo han enseñado y me lo he enseñado a mí misma a través de los conocimientos recopilados desde la experiencia de los demás. Mi propia experiencia nacida desde la experiencia compartida del otro. 


Mi paso por la educación formal y la renuencia de continuar en ciertos entornos me ha llevado a una condición de aprender a instruirme a mí misma con información que habría sido previamente seleccionada y a la cual tuve acceso, o a través de búsquedas exhaustivas y filtros logrados a partir de mi capacidad de discernimiento. 


En mi parecer eso es ser autodidacta, en el contexto actual, aquella persona que ha decidido instruirse a sí misma en cualquiera de los temas dentro de la infinidad de información que está a nuestro alcance con cualquiera de los recursos que están disponibles en el momento que ella así lo convenga, porque esta condición autodidacta requiere del esfuerzo adicional de preparar la información que será instruida con una metodología adaptada por la misma persona que la recibe, convirtiéndose entonces en instructora y aprendiz, maestra y discípula, hasta que tengamos realización y lo aprendido satisfaga.


La persona autodidacta ha elegido un camino en la libertad de la aprehensión del conocimiento, de estructurar sus fundaciones y delimitarse según sus propias necesidades. El autodidacta no inventa. No crea a través del empirismo, ni a través de la nada. El autodidacta juega con las permutaciones de la información y una vez tamizada, la mezcla y la moldea hasta concretar su objetivo. 


Un ejemplo fácil de esto es el aprender un idioma. La persona que quiere aprender un idioma puede ir a una academia o escuela e inscribirse en un curso, de X niveles, de Y duración. Pasará por la estructura y el pensum que metodológicamente otros han comprobado ser el más eficiente para aprender idiomas logrando los resultados deseados al finalizar el tiempo asignado. El autodidacta elige el método luego de plantearse un objetivo y recopila la información necesaria de acuerdo a la forma en la que decidió aprender. No inventa un idioma, no crea las palabras desde cero (aunque en su búsqueda podría aportar algunas más). Siempre aprende del entorno, de libros, de videos, de personas, de situaciones.


Nacen con una condición autodidacta aquellas personas que son naturalmente más curiosas y/o creativas, pero también se hacen, y es en este hacer que se convierte en una herramienta, en una habilidad más. En el camino de hacerse autodidacta se van desarrollando otras habilidades que fortalecen la estima personal y empoderan. La RAE define empoderar como 1 “Hacer poderoso o fuerte a un individuo o grupo social desfavorecido” y 2. “Dar a alguien autoridad, influencia o conocimiento para hacer algo”. Todos los conocimientos que adquirimos nos dan más fuerza y seguridad. 

Cuando hablamos técnicamente sobre un tema y podemos resolver problemas efectivamente gracias a nuestros conocimientos nos sentimos empoderados. Son momentos que nos nutren y nos pueden servir para trabajar en fortalecer nuestra estima. Si bien la confianza no tiene que ver exclusivamente con dominar la técnica o estar repleto en conocimientos, es de gran ayuda para nuestro desarrollo personal hacerlo, ya que la teoría está en la superficie, no se oculta detrás de ningún fantasma ni se esconde en el subconsciente, así que podemos empezar con aprender la teoría mientras vamos descubriendo qué hacer para llegar a esa auto-estima sana tan anhelada por muchos. 


A su vez, una persona que trabaja en su estima puede lograr mayor motivación para seguir cultivando su condición autodidacta, instruirse en mayor número de oficios y labores, dominar más técnicas, lo cual, como mencionaba antes, ayudará a fortalecer su estima, y así, sucesivamente. Cuando en el mundo laboral se pide a los profesionales que dominen varios idiomas, que sepan usar varios programas especializados, que cuenten con habilidades duras y habilidades blandas, es porque así es como idealmente deberíamos desempeñarnos, considerando que, según la misma RAE, un profesional es aquel “que ejerce una profesión”, “que practica habitualmente una actividad, incluso delictiva, de la cual vive”, no aquel que tenga tantos títulos emitidos de tales lugares. 


¿Es el autodidacta bien recibido en el mundo laboral? ¿Es el empoderado aceptado a conciencia en el trabajo? Ambos conceptos nos llevan por caminos diferentes al cuestionamiento profundo y a la contemplación plena en nuestra existencia. No se puede titular a un autodidacta, no se puede certificar a un empoderado. Aunque incluso yo haya tratado de definirlo, en realidad en esta abstracción no hay valoraciones ni homologaciones que realmente puedan corroborar a conformidad que se cumplen con todos los requisitos de su misma condición. 


El desarrollo es integrar a verdaderos profesionales dentro del mundo laboral, autodidactas, empoderados, y cualquier otra persona que se encuentre más allá de las titulaciones que definen un puesto, aunque esto represente un trabajo más arduo al tener que hacer valoraciones particulares cada vez que seleccionamos personal y que pensamos en una posición dentro de nuestra empresa o proyecto. Cuando en la estructura laboral cada miembro realmente se sienta motivado, se podría apreciar un crecimiento profesional que rete a la jerarquía, donde no habría cabida al autoritarismo ni a la farsa, sino al diálogo constante y negociaciones proactivas para la mejora continua y el éxito verdadero. 


Arleny Valle

Ingeniero Agrónomo, MBA. PM4R Expert Certificate, Experta en Responsabilidad Social, Diseño, Ejecución y Supervisión de Proyectos de Inversión Pública y Desarrollo Sostenible con Cooperación Internacional, con más de 20 años en el Sector Publico peruano, especialmente en Programas con Cooperación Internacional.

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